SONRISAS PARA EL SALVADOR: NUESTRO PROYECTO MÁS HUMANO
Una sonrisa puede ser el inicio de una nueva historia.
En muchas regiones del mundo, acceder a la salud no es un derecho garantizado, sino un lujo reservado para unos pocos. Frente a esta realidad, nació Sonrisas para El Salvador, un proyecto impulsado por nuestro anhelo de ofrecer más que atención dental: queríamos entregar esperanza, contacto humano y dignidad.
Desde la Clínica Dr. Acedo, acabamos de completar nuestra quinta misión solidaria en tierras salvadoreñas. El resultado ha sido profundamente conmovedor: 876 personas atendidas y 1.390 tratamientos odontológicos realizados. Pero las cifras no cuentan toda la historia.
Cada intervención fue un momento de conexión. Detrás de cada procedimiento hubo un rostro, una historia, una sonrisa que nos recordó por qué empezamos este camino: para transformar vidas, una por una.
UN SUEÑO HECHO PROYECTO


Este proyecto comenzó en 2020 como un sueño que compartíamos todos en la clínica, especialmente el Dr. Francisco Acedo. Siempre hemos tenido vocación solidaria, colaborando con diferentes asociaciones y tratando en Sevilla a personas sin recursos, tanto españoles como refugiados de guerra. Pero la posibilidad de dar el salto a un proyecto internacional abrió una puerta que no quisimos dejar pasar.
Desde entonces, Sonrisas para El Salvador se ha convertido en una misión compartida por todo un equipo comprometido. En la última expedición, el Dr. Francisco Acedo estuvo acompañado por la Dra. María del Mar Sierra (periodoncista) y el Dr. Antonio Sánchez (higienista dental).
Juntos, aportaron su experiencia y su entrega para atender los problemas dentales de la comunidad salvadoreña, llevando no solo salud bucodental, sino también cercanía y humanidad a quienes más lo necesitan.
EL VALOR REAL DE LO QUE HACEMOS

Una sonrisa no es solo una expresión: es una puerta abierta al mundo. Es confianza, autoestima, salud y, en muchos casos, una segunda oportunidad.
Durante nuestras expediciones en El Salvador, hemos visto cómo personas que vivían con dolor constante, inseguridad al hablar o dificultad para comer recuperaban algo mucho más profundo que la salud bucodental: recuperaban su dignidad.
- Eliminar dolores crónicos y problemas de salud asociados.
- Mejorar las relaciones personales y familiares.
- Aumentar la autoestima de niños y adultos.
- Abrir puertas en el ámbito laboral.
Uno de los momentos más conmovedores fue escuchar el testimonio de una madre después del tratamiento recibido por su hija:
«Para mí es beneficioso que ustedes hayan venido y le doy gracias a Dios y a ustedes, porque nosotros somos personas con escasos recursos y no nos lo podíamos permitir. Y gracias a ustedes, ahora la niña va a poder sonreír bien.«
En un país marcado por una historia difícil, donde muchas veces falta lo más básico, el poder acudir a una consulta dental sin coste y con un trato humano es un verdadero privilegio. Y es justamente ahí donde reside el valor más profundo de lo que hacemos.

Día a día en el Salvador
Las jornadas en El Salvador fueron tan intensas como enriquecedoras. Cada día, todo el equipo se desplazaba junto a una nueva ciudad, llevando atención odontológica allí donde más se necesitaba.
Visitamos Soyapango, Santa Ana, El Rodeo, Panchimalco y La Paz, adaptándonos a las condiciones de cada lugar con compromiso y entusiasmo.
Aunque las horas eran largas y el ritmo exigente, el ambiente estaba cargado de motivación. El esfuerzo conjunto de voluntarios, profesionales y colaboradores se sentía en cada gesto, en cada sonrisa, en cada agradecimiento.
En cada destino, habilitamos espacios para las diferentes áreas: salas de espera, zonas clínicas según las especialidades, un departamento de farmacia y un área dedicada a la educación en higiene bucodental. La logística era compleja, pero la colaboración entre todos hizo posible que la atención fuera organizada, humana y profesional.
Seguimos trabajando, con la convicción de que cada día vivido en El Salvador deja una huella, tanto en quienes reciben como en quienes damos.



Una red que hace posible lo imposible
Nada de esto sería posible sin la generosidad de muchas personas y entidades. Contamos con la colaboración de otras clínicas, empresas y casas comerciales con las que trabajamos habitualmente, y que nos donan el material necesario para llevar a cabo cada expedición. Gracias a su apoyo, podemos llegar cada año con todo lo indispensable para ofrecer una atención de calidad.
Aunque el proyecto ha recibido varios reconocimientos como los otorgados por el Ministerio de Salud de El Salvador, el Consulado de España o el Ayuntamiento de Osuna, el mayor premio no se cuelga en una pared.
Está en cada sonrisa recuperada, en cada mirada agradecida y en la certeza de que, con la ayuda de muchos, podemos seguir marcando una diferencia real.
Pero esta red no solo está formada por quienes colaboran desde la distancia.



También se nutre de voluntarios y voluntarias que se suman desde otras clínicas y viajan con nosotros, dejando su tiempo, su energía y su corazón en cada jornada.
Ellos son solo algunos ejemplos de la generosidad que sostiene este proyecto. Una red humana que demuestra que, cuando se comparte desde el corazón, lo imposible empieza a suceder.
Así lo expresan algunas de nuestras voluntarias:
«Estoy súper emocionada de poder formar parte de este proyecto tan bonito que ha creado Paco. Es súper gratificante a nivel personal y profesional poder ayudar a todas estas personas. Pero personalmente, me lo llevo en el corazón para toda la vida.»
«Ha sido súper gratificante, estoy encantada de poder ayudar a todos estos niños y ojalá poder volver el año que viene.»
«Bonita manera de conocer las necesidades de otros países, como El Salvador, en vías de desarrollo. También volvemos con una dosis de valorar mucho más lo que tenemos en España.»
Seguimos adelante
Cada expedición nos cambia. Volvemos cansados, sí, pero llenos de energía, de historias, de aprendizajes.
Sonrisas para El Salvador es mucho más que un voluntariado. Es conectar con personas, escuchar historias que marcan, tender una mano y recibir a cambio sonrisas que llenan de gratitud. Es aprender a ver la vida desde otra perspectiva y llevarse momentos que nunca se olvidan.
Seguimos creyendo en una odontología con alma. Seguimos creyendo que cuidar una sonrisa es también cuidar un futuro.
Gracias a todo nuestro equipo que ha hecho posible esta jornada un año más.
Porque ayudar transforma vidas… y transforma también la nuestra.
Y por eso, Sonrisas para El Salvador no ha hecho más que empezar. Gracias por acompañarnos en este camino.